
Esta es una de las primeras frases que se escuchan decir a la nueva Alicia de la película de Tim Burton, cuando su madre la reprocha no haberse puesto su corsé. A ella nunca le ha gustado llevar vestimentas asfixiantes.
Alicia es una chica en edad de casarse. Su madre ya la ha encontrado un marido (al cual evidentemente no quiere, y no desea); los sueños de Alicia siempre fueron muy diferentes... ella nunca quiso ser esposa fiel y sumisa: ella soñaba con flores parlanchinas, gatos que desaparecían, sombrereros locos, y reinas cabezonas y rebana-cabezas...
La película comienza con un padre preocupado: interrumpe su reunión porque su hija tiene una pesadilla. Un padre concienciado de lo que criar y amar una hija representa. Algo tradicionalemente de exclusividad femenina. Algo inusual en el siglo XIX ...
Alicia siempre desbordó imaginación y creatividad; siempre tuvo inquietudes, nunca le asustó lo desconocido. Estaba dispuesta a correr tras cualquier conejo blanco para adentrarse en una aventura nueva: cumple con las características consideradas masculinas de su época.
Y, entre la espada y la pared, casi tras los barrotes de un matrimonio con 19 años, todos la ven preparada para entregar su vida a su nuevo marido y dueño... Pero Alicia encuentra al conejo, y echa a correr tras él. Alicia no quiere ser más que de ella misma...
Tras caer por el hueco del árbol, Alicia revive aquellos lugares, que cree ella que son sueños, en los que quizás ya estuvo antes. Alicia huye de su opresiva realidad: ahora está en un mundo de locos, de colores, de cabezas rebanadas, de maravillas, de tiniebla, de guerras... pero es libre.
Alicia se ha transformado en una feminista. Ya no es la obsesión de un reverendo, y académico, Lewis Carrol, aficionado a fotografiar niñas (muchas fotografias prefirió destruirlas antes de su muerte) y a invitarlas al té; y particularmente obsesionado con una llamada Alicia, a la que dedicó un par de cuentos, y por la que perdió todo el interés cuando esta cumplió los 12 años.
Ahora Alicia ha crecido, y ya no es "la obsesión" de Lewis Carrol. Ahora representa la opresión femenina de la Aristocracia Victoriana; Alicia es ahora una feminista, luchadora, dueña de su vida, escritora de sus sueños, protagonista de sus aventuras... porque:
... puedo escapar del encarcelador patriarcado que me amarra...
Alicia es una chica en edad de casarse. Su madre ya la ha encontrado un marido (al cual evidentemente no quiere, y no desea); los sueños de Alicia siempre fueron muy diferentes... ella nunca quiso ser esposa fiel y sumisa: ella soñaba con flores parlanchinas, gatos que desaparecían, sombrereros locos, y reinas cabezonas y rebana-cabezas...
La película comienza con un padre preocupado: interrumpe su reunión porque su hija tiene una pesadilla. Un padre concienciado de lo que criar y amar una hija representa. Algo tradicionalemente de exclusividad femenina. Algo inusual en el siglo XIX ...
Alicia siempre desbordó imaginación y creatividad; siempre tuvo inquietudes, nunca le asustó lo desconocido. Estaba dispuesta a correr tras cualquier conejo blanco para adentrarse en una aventura nueva: cumple con las características consideradas masculinas de su época.
Y, entre la espada y la pared, casi tras los barrotes de un matrimonio con 19 años, todos la ven preparada para entregar su vida a su nuevo marido y dueño... Pero Alicia encuentra al conejo, y echa a correr tras él. Alicia no quiere ser más que de ella misma...
Tras caer por el hueco del árbol, Alicia revive aquellos lugares, que cree ella que son sueños, en los que quizás ya estuvo antes. Alicia huye de su opresiva realidad: ahora está en un mundo de locos, de colores, de cabezas rebanadas, de maravillas, de tiniebla, de guerras... pero es libre.
Alicia se ha transformado en una feminista. Ya no es la obsesión de un reverendo, y académico, Lewis Carrol, aficionado a fotografiar niñas (muchas fotografias prefirió destruirlas antes de su muerte) y a invitarlas al té; y particularmente obsesionado con una llamada Alicia, a la que dedicó un par de cuentos, y por la que perdió todo el interés cuando esta cumplió los 12 años.
Ahora Alicia ha crecido, y ya no es "la obsesión" de Lewis Carrol. Ahora representa la opresión femenina de la Aristocracia Victoriana; Alicia es ahora una feminista, luchadora, dueña de su vida, escritora de sus sueños, protagonista de sus aventuras... porque:
"Hay una poción que te puede hacer encoger. Hay un pastel que te puede hacer crecer. Los animales hablan. Los gatos desaparecen. El pais de las maravillas existe. Puedo matar a este horrible monstruo con mi armadura y mi espada"
... puedo escapar del encarcelador patriarcado que me amarra...