Sóc una nena,
sóc valenta,
sóc castellera...

Hace una semana fueron las fiestas de Poble Sec, en Barcelona.
Se reunieron el domingo los Castellers, para su tradicional subida, unos sobre los otros, con sus tambores y flautas y su valentía y destreza, escalando, arriesgando, temblando y sonriendo.
Los más tradicionales, cuando se les hace la pregunta de, "¿Cree usted que habrá mujeres entre los Castellers?", responderán sin dudar, que el riesgo, la valentía y la fortaleza son cualidades francamente masculinas, y pensarán que los Castells se alzan amb homes nomès.
Que sorpresa, sin embargo, cuando después de tres o cuatro subidas, sigo viendo la misma nena con coleta, arriba del todo, una niña saltarina, sin miedo a las alturas, que lleva entrenando ya años para su momento de gloria.
Y no está sola, otras niñas ya no tan niñas se sostienen sobre los hombros de algunos hombres más abajo, y también mujeres; sonríen aunque tiemblen, pues no es poco el peso que llevan encima. Mientras la nena saluda arriba, dichosa; y yo pienso mientras tanto "Yo también quiero ser Castellera de Poble Sec".